domingo, 16 de febrero de 2014

Estreno multimedia

Mañana comienzan las clases de Traducción Multimedia inglés-español, una asignatura que se imparte por primera vez en el grado, y de uno de los grupos de esta asignatura, concretamente del D, voy a encargarme yo; de modo que estamos ante una doble première: el estreno de la materia en el grado y mi debut particular como enseñante de la misma.

Lo que en nuestro centro se ha dado en llamar «multimedia» no puede dejar de considerarse una materia especial: éste es, seguramente, el motivo por el que me decidí a optar por su impartición cuando desaparecían del plan de estudios las traducciones literarias, asignaturas también especiales a cuya docencia me dediqué en nuestra Facultad desde el 2008 hasta el 2013 y en las que aparecían a menudo proyectos de subtitulación, doblaje, traducción musical o traducción de novela gráfica. Dejando aparte que hay géneros literarios que caen, por su propia naturaleza, dentro del ámbito de lo multimedia, la traducción literaria y la traducción multimedia tienen en común el ser manifestaciones de nuestro oficio de alta potencialidad creativa.

Pero no sigamos hablando de traducción literaria en este primer post de la nueva asignatura, que ya habrá tiempo de retomar el tema más adelante: lo que nos interesa ahora es incidir en la conspicua especificidad de la multimedia. Vayamos por partes:

  • Probablemente sea inexacto hablar de traducción multimedia: más propio sería hablar de traducción de textos multimedia o aun de traducción de productos multimedia. Pues bien, el abanico de productos que «utilizan conjunta y simultáneamente diversos medios, como imágenes, sonidos y texto, en la transmisión de una información» (la definición es del DRAE) es endemoniadamente amplio y extremadamente heterogéneo, de manera que también lo serán, en buena lógica, las técnicas que se hayan de utilizar para traducirlos; y las diferencias entre la localización y el doblaje, por poner un par de ejemplos, son, como mínimo, tan grandes como las que se dan entre la traducción científico-técnica y la literaria, dos materias perfectamente delimitadas que gozan de su propio espacio autónomo en la mayoría de los planes de estudios. Por muy paradójico que parezca: su marcada heterogeneidad es una de las características que contribuyen a la especificidad de la materia que tenemos entre manos.

  • Ahora, a pesar de la heterogeneidad de la multimedia, hay, por lo menos, una razón evidente y dos motivos aparentemente contradictorios que subrayan el carácter específico de la materia:
    • La «razón evidente» es la vertiente técnica de la disciplina, íntimamente ligada a los programas, instrucciones o reglas informáticas que permiten a los dispositivos productores o reproductores de contenidos multimedia ejecutar las tareas para las que han sido diseñados (de manera burda, eso que en castellano llamamos software).
    • Explicados muy llanamente, los «motivos aparentemente contradictorios» a que me refería más arriba son que la traducción multimedia es, a la vez, más y menos que la traducción convencional:
      • Es más porque suele implicar un nivel de adaptación cultural que no se sobreentiende en traducción convencional; también es más, en algunas modalidades, porque debe incorporar aspectos más cercanos a la traducción intersemiótica que a la mera traducción interlingüística;
      • y es menos porque es traducción subordinada, esto es, sujeta a fuertes restricciones —de espacio o de tiempo— dadas por una serie de circunstancias condicionantes, como la existencia sincrónica de varios sistemas de comunicación distintos (lengua más música o imagen, por ejemplo) o las limitaciones de espacio propias de los productos informáticos. Aquí cabe puntualizar que este menos no significa que la traducción multimedia sea menos difícil (todo lo contrario) o menos valiosa: sólo incide en que en un producto audiovisual como el cine, por ejemplo, prevalecen las imágenes sobre el texto verbal y determinan las decisiones del traductor.
De lo que antecede se sigue que la traducción multimedia es esencialmente heterogénea, prácticamente inseparable de la técnica y, a la vez, más amplia y menos autónoma que otras especialidades. De simple que es, parece una ristra de perogrulladas, pero se trata de verdades de Perogrullo fundamentales a la hora de conceptualizar y contextualizar la materia.

A la hora de acometer esta empresa, por cierto, nunca debemos perder de vista que los argumentos recién expuestos quedan fortalecidos por la circunstancia —susceptible de controversia— de que la traducción multimedia se oferta en el grado como una sola asignatura, pese a que las dos grandes vertientes en que suele dividirse (traducción audiovisual [grosso modo, subtitulación, doblaje y voice-over], por un lado, y traducción informática [localización], por otro) bien podrían tratarse e impartirse como asignaturas independientes (y eso que ni siquiera hemos mencionado la accesibilidad). Al hilo de esta problemática, vale la pena leerse estos comentarios de Roberto Mayoral Asensio: Mayoral Asensio, Roberto (2012). «El estudio de la traducción audiovisual: comentarios», en Martínez Sierra, Juan José (coord.). Reflexiones sobre la Traducción Audiovisual. Tres espectros, tres momentos. Valencia: Publicacions de la Universitat de València, pp. 179-185. En este artículo, el Prof. Mayoral, catedrático recién jubilado de nuestra Casa, realiza una crítica y certera reflexión acerca del estudio de la traducción audiovisual con la perspectiva que le proporcionan sus cuarenta años de dedicación al particular. Muy recomendable.

En resumen: que no es poco ni simple lo que se nos viene encima y, además, los objetivos expuestos en la guía docente son ambiciosos, de modo que tocará apretarse los machos. El tiempo del que dispondremos puede bastarnos para explicar los aspectos esenciales de la materia y reflexionar acerca de la misma y para que todos los estudiantes podáis exponer ante la asamblea al menos un proyecto de traducción (pero, con un máximo de 31 sesiones presenciales dobles, habrá que apurarse desde el primer día). En cuanto al número de estudiantes matriculados (27 aparecen en mi lista a 16 de febrero), podría ser algo menor pero aún está dentro de los límites de lo razonable (y haremos de la necesidad virtud trabajando en equipo). Lo más motivador, para terminar, es que el carácter experimental propio de una asignatura que se imparte por primera vez nos ofrece la oportunidad de conformarla de acuerdo con las necesidades y los gustos del grupo y de intentar favorecer la transmisión horizontal del conocimiento mediante la integración en el trabajo diario del conocimiento experto que, a buen seguro, podrán aportar los participantes.

Hasta mañana, pues.

2 comentarios:

Carlos J. Guerrero Ramos dijo...

Para los estudiosos: en su sitio web [http://www.ugr.es/~rasensio/], el Prof. Roberto Mayoral pone a la disposición de todos los interesados más de dos docenas de artículos sobre traducción audiovisual fechados entre 1984 y 2012, casi treinta años de concienzuda reflexión sobre la materia. Roberto fue mi profesor, por cierto, en el primer curso de Especialización en las Técnicas de Traducción Audiovisual al que asistí hace ya la friolera de veinte años.

Doodlelike Swirlish dijo...

Haciendo clic aquí podréis acceder al capítulo sobre traducción audiovisual de Delia Chiaro en el Routledge Companion to Translation Studies: muy, muy recomendable.